El papel de las universidades en la llamada "Sociedad del conocimiento" (página 2)
En los países que conforman la Unión
Europea (UE), por ejemplo, los cuales a pesar de su alta
heterogeneidad se han trazado como meta convertir a la UE para el
2010 en la economía basada en el
conocimiento
más competitiva y dinámica del mundo, las universidades
están llamadas a jugar un papel esencial para lograr
contar con el personal
altamente calificado que se requiere para alcanzar la meta
propuesta. Por esta razón a partir de la
Declaración de Bolonia en 1999 se han adoptado medidas
para la reforma de la estructura y
organización de la enseñanza universitaria
propiciándose espacios de reflexión acerca de la
garantía de la calidad y la
excelencia en el proceso de
convergencia al Espacio Europeo de Educación
Superior, el cual favorece los procesos de
cooperación, movilidad de estudiantes y la integración en la formación y la
investigación con el sistema de
crédito
europeo (ECTS) y el título europeo. En este contexto la
formación doctoral se vincula a los dos objetivos:
crear el Espacio Europeo de Educación Superior y
el Espacio Europeo de Investigación e Innovación con vistas a lograr que la Educación Superior
Europea sea la más atractiva y competitiva a nivel global
(Kehm M. B., 2004, Pérez A., 2005).
America Latina, por su parte, no está ajena a las
profundas transformaciones que están ocurriendo en el
mundo tanto en el campo económico como en el
científico y tecnológico donde el saber, el
conocimiento define todas las ventajas en el nuevo
ordenamiento de las naciones, pero existen diferentes
obstáculos y amenazas que los diferencia de los paises
desarrollados: baja inversión en CyT con respecto al PIB, reducido
número de científicos e ingenieros, desbalance en
la formación de investigadores a nivel de doctorado,
reducido gasto en CyT, relación inversión
pública y privada significativamente diferente, poca
contribución de la I+D a los problemas
nacionales, entre otros (Abello R. y col., 2001).
Es por ello que la región requiere del apoyo de
una sólida base científica, de una capa social
suficientemente fuerte en el manejo del conocimiento para
poder
apropiarse rápidamente de las innovaciones
científicas y recuperar la senda del crecimiento y el
desarrollo.
Para superar estas desventajas no basta solo con crear
potencialidades en I + D e incorporarlos, sino también
atender el enriquecimiento progresivo del recurso humano, lo cual
puede lograrse a través del postgrado (Elkin M., 1992,
Alfonso R., 1996).
Pero el posgrado en los países de America Latina
ha tenido un desarrollo acelerado pero desigual en
términos de modelos,
fines, propósitos, alcance y consolidación. Los
doctorados en específico se sabe son pocos y de incipiente
desarrollo y buena parte de ellos se concentran en Brasil, México,
Chile, Cuba,
Argentina y Venezuela,
situación que se torna crítica. (Cruz V., 2006). La región
por tanto necesita de un gran esfuerzo de investigación,
un desarrollo continuo de la capacidad de aprehender el
conocimiento, de una capacidad competitiva adquirida y comprobada
frente a la comunidad
científica internacional para seguir el ritmo de la
innovación científica.
Excelencia académica, pertinencia social,
investigación científica como centro, diseño
curricular que contemple junto a la formación
científico-investigativa y profesional el desarrollo de
valores
éticos, reflexividad y compromiso social, actualidad
científica, flexibilidad en la ejecución de los
programas,
cáracter multi, inter y transdiciplinario del objeto de
estudio así como fomento de la gestión
de la calidad, deben caracterizar al postgrado para lograr el
profesional que demandan nuestros países (Sanz T. y col.,
2002).
A juicio de Núñez J. (2006) la actividad
de posgrado debe en lo esencial tributar al desarrollo social
basado en el conocimiento. Para ello la sociedad debe
comportarse como una "sociedad del aprendizaje"
donde la educación de todos, no de algunos, se conciba
como educación continua o educación para toda la
vida.
"Sociedad del aprendizaje" es aquella que ofrece
oportunidades para aprender y para poner en práctica lo
aprendido en la solución de problemas a una gran parte de
la población y si es posible, a todos (Arocena
R. y Sutz J., 2003 citado por Núñez J.,
2006).
Las instituciones
de educación superior son imprescindibles en el esfuerzo
social, económico y político por alcanzar mejores
niveles de vida y desarrollo de nuestros países. Por ello
se debe apoyar el avance de las universidades y de sus
académicos e investigadores (Trujillo H.,
2001).
A pesar de estos argumentos que ratifican el papel de
las universidades como generadoras de conocimiento, se ha llegado
a reconocer que el conocimiento y los problemas de la producción y transferencia de conocimientos
han sido subestimados en la teoría
de los SNI. En particular, no se le ha prestado debida atención dentro de dicha teoría a
las transformaciones que están ocurriendo en las
universidades. Al respecto, plantean Arocena R. y Sutz J. (2001,
2004) las universidades son instituciones marcadamente
"universales" y están siendo sometidas actualmente a
procesos de cambio
surgidos de presiones extra-académicas reconocibles en
todas partes. Sin embargo, como cambian, como interactúan
con el resto de los actores sociales, y finalmente, cuán
eficientes resultan como "actores de innovación" depende
fuertemente de elementos históricos propios de cada
contexto y también de la configuración general del
SNI en el que están insertas.
A estos elementos para entender el papel de las
universidades en los SNI se agrega que la generación y
difusión del conocimiento posee especificidades
también económicas, políticas,
sociales, institucionales y culturales propias de las condiciones
y problemáticas de cada región. Es por ello que se
advierte sobre la necesidad de producir conocimiento
contextualizado acorde con las realidades nacionales, regionales
o incluso locales (Lastres H. M. M., 2007).
Papel
de la universidad
cubana
Trataremos con este acápite de esbozar el papel
que juega la universidad cubana y las transformaciones que se
están suscitando hacia su interior en el propósito
de formar el talento humano necesario para alcanzar la sociedad
del conocimiento. Se tomará como punto de partida la
Universidad de La Habana (UH), institución rectora en la
formación de postgrado, a juzgar por su destacado papel en
la formación doctoral, visto en cifras por años
(Gráfico 1), a partir de que el postgrado en Cuba se
conformara y consolidara como una función
sustantiva de la universidad.
La educación de postgrado en Cuba articula un
conjunto de actividades, cada una de las cuales atiende
necesidades diversas de conocimiento y formación. Esas
actividades se organizan en forma de dos subsistemas
diferenciados e interrelacionados: el subsistema de
superación profesional que abarca los cursos,
entrenamientos y diplomados y el subsistema del postgrado
académico, que abarca las especialidades, maestrías
y doctorados.
Las especialidades proporcionan la actualización,
profundización, perfeccionamiento o ampliación de
las competencias
laborales para el desempeño profesional, que requiere un
puesto de trabajo -o
familia de
puestos de trabajo- en correspondencia con las necesidades del
desarrollo
económico, social y cultural del
país.
Las maestrías proporcionan a los graduados
universitarios una amplia cultura
científica y conocimientos avanzados en las áreas
correspondientes del saber; una alta capacidad para el ejercicio
docente, la actividad científica, la innovación o
la creación artística, en correspondencia con las
necesidades del desarrollo económico, social y cultural
del país.
El doctorado abarca de tres a cuatro años y se
orienta a crear aptitudes avanzadas en la investigación.
El resultado principal es la tesis
doctoral, que contiene novedad científica. La evaluación
a través de pares, la publicación de los resultados
y el debate
público de los mismos garantizan la calidad
académica del doctorado. El mismo proporciona un
conocimiento profundo y amplio en un campo del saber; así
como madurez científica, capacidad de innovación,
creatividad
para resolver y dirigir la solución de problemas de
carácter científico de manera
independiente, permite además obtener un grado
científico (Castro J. y Balmaseda O., 2002).
Es oportuno aclarar, como plantea Núñez J.
(2006) que en la experiencia cubana se suele hablar de
innovación como equivalente a solución de
problemas, en cuya atención la formación y la
investigación asociadas al posgrado juegan un importante
papel.
La contribución de la Universidad de La Habana a
la formación doctoral en Cuba ha sido significativa.
Según muestra el
Gráfico 1 del total de doctores formados en nuestro
país, un número considerable de doctores se
formaron en la UH.
Gráfico 1: Formación de doctores
(1993-2005)2
Estos resultados se corresponden con la calidad del
claustro de la Universidad de la Habana, la cual cuenta con 688
doctores, lo que representa el 47.4 % del total del claustro (al
cierre de septiembre del 2006), cifra mayor de doctores de todos
los Centros de Educación Superior (CES) adscriptos al
Ministerio de Educación Superior de Cuba (MES),
según muestra el Gráfico 2.
Gráfico 2: Porciento de doctores por
CES-MES2
En el camino hacia la consolidación y
mejoramiento de los procesos de formación doctoral en la
UH se produjo una transformación radical hacia la
década de los 90 en adelante que se caracteriza
por:
- El doctorado como un valor
institucional y personal en el claustro
universitario. - La formación de doctores como un proceso
"endógeno". - De los doctorados aislados a las estrategias y los planes anuales, con
resultados estables. - La maestría como transición al
doctorado. - De la individualidad a la concepción de
formación grupal: se potencian los doctorados grupales
y doctorados grupales curriculares colaborativos. - De los doctorados en el extranjero a la
colaboración internacional para la formación de
doctores en Cuba. - Apertura al Doctorado en Ciencias.
- Incremento del porciento de doctores en el
claustro.Un 80% del claustro con Posgrado
Académico.
Este cambios se corresponden con las estrategias
trazadas por el MES bajo el nuevo paradigma de
la educación de postgrado, que transita de una
concepción individual de organización y
ejecución de la actividad doctoral, vista ahora como un
proceso de formación, a la concepción de
formación grupal, trabajo en redes e incremento de la
interdisciplinariedad y la creatividad en el
proceso.
Queda a la Universidad de La Habana enfrentar los
siguientes desafíos en materia de
postgrado:
- Defender la concepción de que el posgrado es
una función esencial de la universidad que genera
notables beneficios a la totalidad de las funciones
universitarias. - Avanzar hacia niveles razonables de respaldo
material. - Fortalecer la formación grupal en
doctorado. - Consolidar la formación de doctores
jóvenes. - Transitar de la modalidad libre a las inscripciones
formales y los compromisos. - Fortalecer las redes nacionales e
internacionales. - Acentuar la articulación de lo nacional y lo
internacional en el Doctorado. - Recuperar la beca de posgrado.
A partir de la universalización de la ES cubana,
proceso consistente en llevar a todos los municipios del
país la enseñanza universitaria, en el cual la
Universidad de La Habana está llamada a jugar un relevante
papel, la UH se ha trazado como objetivo para
el desarrollo de las Sedes Universitarias Municipales (SUM) los
siguientes objetivos fundamentales de postgrado:
- Beneficiar la superación de los profesores a
tiempo
parcial que trabajan en ellas a través de cursos,
Diplomados, Especialidades, Maestrías, Doctorados
favoreciendo así la calidad del proceso docente y el
acceso del claustro de las SUM a categorías docentes. - Ofrecer superación profesional a graduados
universitarios, tomando en cuenta las necesidades y demandas de
los territorios. - Contribuir a la capacitación de los Cuadros de los
Municipios.
Con estas objetivos el papel de la Universidad de La
Habana se amplia haciendo de la actividad de postgrado un
eslabón fundamental no solo en la formación de las
habilidades innovativas requeridas por el talento humano que
precisa el país en el nuevo paradigma de la sociedad del
conocimiento sino también lograr que a través del
postgrado la universidad alcance la pertinencia encaminada al
desarrollo social basado en el conocimiento.
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